Alemania acaba de acceder a la extradición de Carles Puigdemont, el expresident de Catalunya, pero sólo por el delito de malversación. Lo cual significa que Puigdemont no podrá ser juzgado en España por el delito de rebelión, ni el de sedición, concebidos y redactados con habilidad literaria por el juez instructor del caso, Pablo Llarena. 

Un parto, sí, un parto, doloroso, pero un parto. Desde el 1 de octubre, día en que se celebró el referéndum catalán, nueve meses y once días han pasado y aún no rompemos aguas. Seguimos formando parte de España, pues la independencia se ganó en las urnas pero no se concretó, por las amenazas del gobierno español de cobrarse con sangre la ejecución de la misma -según dijo en su momento la exsecretaria de ERC, Marta Rovira, actualmente exiliada en Suiza.

Durante todo este tiempo muchas cosas han pasado, Catalunya ya tiene nuevo president, Joaquim Torra, quien asumió el cargo afirmando que sería de manera provisional, porque el verdadero president era Carles Puigdemont. Y así vivimos desde el 14 de mayo pasado, entre la provisionalidad y el intento de reafirmación del mandato republicano asumido por la mayoría parlamentaria catalana: la independentista. 

En el ámbito judicial, Pablo Llarena, el juez, ha seguido con su relato creado de una rebelión sin armas, sin bombas, sin muertos, sin heridos; interpretando la ley de manera amplia y elástica, tanto, que la justicia belga lo ha citado a declarar. Carles Puigdemont y los exconsellers exiliados en Bélgica y Reino Unido, han presentado una demanda civil en su contra debido a las irregularidades de la instrucción del caso contra el independentismo y la justicia belga la ha admitido a trámite.

La justicia belga denegó la extradición de los exconsellers catalanes que se encuentran en su territorio por un error garrafal en la emisión de la orden. Pablo Llarena tenía que haber emitido, primero, una orden de captura en territorio español en contra de ello; pero oh sorpresa: no lo hizo. 

El juez injusto

Llarena pasará a la historia -o no- por ser el juez que más ha retorcido las pruebas durante una investigación, en pro obtener el resultado que se ajusta al tamaño de su indignación. Dentro de la instrucción del caso, Llarena se incluye como afectado por el procés: -"estamos sufriendo", -decía en su interlocutoria de procesamiento, y con ello, dejaba sentada su falta de imparcialidad, pues, nunca mejor dicho: "no se puede ser juez y parte", y menos en una causa judicial. 

Por eso Llarena ve rebelión donde no la ve el Código Penal español, ni de ninguno de los países donde se encuentran los ex integrantes del gobierno catalán. Y si no es rebelión, Llarena se viste de sedición, pero tampoco. Y, entonces, ¿malversación? Y con este delito ha hecho bingo, pero -por el momento- sólo en Alemania. En Bélgica, el juez, no ha tenido suerte y el Reino Unido -donde se encuentra la exconsellera de Educación- dará su veredicto en uno días. 

Sin embargo, hace unos meses, el juez declaró que nones, que si le entregaban a Puigdemont sólo por malversación, no lo quería. Según él, no sería justo que en España unos fuesen juzgados por rebelión y los que están fuera de sus urpas, no. Entonces ¿qué?, pues ya lo sabremos porque por el momento, el juez no abre boca y dice que no lo hará hasta que no reciba la notificación oficial del tribunal alemán. 

Pero, la malversación es un delito que tampoco estaría probado. El juez sustenta su acusación en un informe de la Guardia Civil que señala la previsión de gastos para la realización del referéndum, pero asegura que no hay facturas que prueben el delito. O sea, no se pagó nada. Ahora bien, este informe tampoco sería fiable, adolesce de otro fallo garrafal: una suma de supuestos gastos, que no pasaría un examen de primaria. 

Sin embargo, hasta en dos informes del Ministerio de Hacienda -que controla los gastos del gobierno de la Generalitat desde septiembre de 2017- y por boca del mismo exministro de esa cartera: "no se ha destinado ni un solo euro de dinero público en la realización del referéndum".

Alegría independentista

Luego de saberse la decisión de la justicia alemana, los independentistas manifestaron su satisfacción, la causa: ningún país europeo hace responsables de los delitos de rebelión, ni de sedición a los ex líderes independentistas que se encuentran en el exterior, lo cual debe de tener a Pablo Llarena, y a algún que otro líder de la derecha y de la ultraderecha española, con una descomposición gástrica fulminante.

Carles Puigdemont ha manifestado su "honda satisfacción" en twitter. Las comillas son porque la frase siempre formó parte de discurso del rey emérito Juan Carlos I.

Traducción: "Hemos derrotado la principal mentira sostenida por el Estado. La justicia alemana niega que el referéndum del 1 de octubre haya sido un acto de rebelión. Cada Minuto que pasan nuestros compañeros en prisión, es un minuto más de vergüenza e injusticia. ¡Lucharemos hasta el final y ganaremos!

Apelación

A pesar de la decisión del tribunal alemán, la extradición de Puigdemont aún estaría lejos. Ahora se ha de esperar que la fiscalía alemana haga efectiva la orden, a partir de ese momento, la defensa del expresident tiene 30 días para apelar ante un tribunal superior, en este caso, el Tribunal Constitucional alemán, y luego de un nuevo periodo de deliberaciones, que podría acabar en septiembre, se sabría qué pasa con el expresident. 

Mientras tanto Puigdemont continuará en libertad presentándose periódicamente en la comisaría asignada. Los exconsellers que se han refugiado buscando justicia en países como Bélgica, Reino Unido y Suiza también. Los únicos que desde hace 8 meses están en prisión provisional, son los exconsellers y conselleres que confiaron en el sistema español y no pusieron pies en polvorosa. ¿Quién dijo primer mundo? ¿Quién dijo justicia?