El alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio podría ser responsable de las bajas calificaciones que obtienen los estudiantes peruanos en las pruebas de rendimiento escolar, tales como Pisa. Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha descubierto que los niños que crecen rodeados de árboles desarrollan más habilidades cognitivas y tienen -obviamente- una mejor calidad de vida.

Y aunque el alcalde, en una entrevista dijese "yo tengo una vocación por lo verde, pues", la realidad lo desmiente. Desde que volvió al cargo, Castañeda ha arrancado árboles y palmeras de todo lugar donde el cemento posiblemente le ha dado más 'beneficios'. Sin embargo, según el estudio mencionado, la falta de verde y de árboles entorpecen el desarrollo cognitivo de los niños.

Inteligencia verde

Desde hace unos años, el ISGlobal, el Hospital del Mar y la UCLA Fielding School de Salud Pública (EEUU), investigan sobre la influencia de las áreas verdes en el desarrollo cerebral infantil. "Los niños y niñas que se han criado en hogares rodeados de más espacios verdes tienden a presentar mayores volúmenes de materia blanca y gris en ciertas áreas del cerebro".

El análisis de datos mostró que la exposición prolongada al verdor se asoció positivamente con el volumen de materia blanca y gris en algunas partes del cerebro, las cuales se superpusieron parcialmente con las asociadas a puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas.

El trabajo publicado en la revista Environment Health Perspectives -este febrero- demuestra que los menores expuestos a espacios verdes experimentan beneficiosos cambios estructurales en la anatomía y la función cognitiva del cerebro. La investigación se enmarca en el proyecto Breathe y se ha hecho en base al historial médico de 253 escolares expuestos a áreas verdes desde el momento de su nacimiento.

Según los resultados del estudio, el contacto con la naturaleza dentro y alrededor de las escuelas puede relacionarse con una mejor capacidad mental para manipular y actualizar las facultades de información conocidas, pues los niños que crecen  y se educan en espacios más verdes tienen una mejora de un 5% en la memoria de acciones relacionadas con el trabajo manual y un 6% en la del trabajo superior.

Independientemente de la raza, trabajo o educación de los padres,  los niños que crecen en entornos más verdes también muestran una reducción del 1% en la falta de atención. Los resultados del estudio indican -además- que la presencia de vegetación dentro y fuera de la escuela, beneficia el desarrollo cognitivo infantil  porque estos entornos están menos afectados por la contaminación ambiental.

La investigación señala que los bajos niveles de contaminación del aire y de ruido enriquecen los aportes microbianos del medio ambiente, lo cual aporta beneficios indirectos para el desarrollo del cerebro. El estudio también demuestra que los espacios verdes otorgan a los niños oportunidades de restauración psicológica y estimulan su capacidad para descubrir y crear, así como la asunción de riesgos.

El autor principal del estudio, el doctor Payam Dadvand, investigador iraní del ISGlobal, quien trabaja desde hace 9 años en Barcelona, manifiesta que los hallazgos alcanzados sugieren que "la exposición a espacios verdes de manera temprana en la vida, podrían redundar en cambios estructurales beneficiosos en el cerebro".

Jordi Sunyer, coautor del estudio, jefe del programa de Salud Infantil de ISGlobal, y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Catalunya afirma: "la ampliación de los espacios verdes en las escuelas conduciría a mejoras en el desarrollo cognitivo de los escolares que, en última instancia, pueden dar lugar a una ventaja en el capital mental de la población”.

Inteligencia verde confirmada

La investigación ratifica los resultados de otro trabajo de ISGlobal publicado en 2017. Durante 12 meses, 2.593 escolares de entre 7 y 10 años fueron estudiados y se demostró que los que iban a escuelas con áreas verdes más grandes y realizaban más actividades al aire libre incrementaron su memoria de trabajo y redujeron su falta de atención, en comparación con los que iban a escuelas donde el verdor brillaba por su ausencia. 

Así que según los estudios mencionados, los niños expuestos a espacios verdes tienen más oportunidades de desarrollar sus habilidades cognitivas y tener una mejor salud a lo largo de su vida. También revelan que los resultados obtenidos proporcionan pistas para realizar cambios estructurales que nos permitan a todos estar en más contacto con áreas verdes.

Jordi Sunyer, considera que “este estudio suma nuevas evidencias sobre los beneficios de transformar nuestras ciudades incrementando el entorno natural”. Es decir, más vegetación, más árboles y MENOS cemento.

Así que por el bien del desarrollo cerebral, emocional y físico de nuestros hijos, comencemos a protestar a viva voz en contra de la pésima gestión que el alcalde de Lima hace de lo verde. No se entiende que cuando las grandes ciudades se preocupan por disminuir la contaminación y por reformularse como espacios de disfrute para sus vecinos, Castañeda, hacha en mano corte cuanto árbol se le cruza en el camino. ¿Será que se cayó de uno de chiquito?