"Saben lo que es la monja chismosa, es terrorista, peor que los de Ayacucho hace algunos años. El chisme es como una bomba. Entonces va y como el demonio tira la bomba, destruye y se queda tranquila. Monjas terroristas no". Estas palabras del papa Francisco son otra muestra más de que la iglesia católica no avanza hacia el respeto y la igualdad de todos sus integrantes. Y menos en el respeto a la mujer.

Cuando Jorge Berboglio fue elegido Papa, el mundo católico latinoamericano vibró de emoción, se hicieron largas crónicas sobre su progresismo, se pensó que acabaría con la impunidad de los sacerdotes pederastas, incluso los ateos creímos que nombrarlo era un gran avance para la modernización y el acercamiento al pueblo de esta entidad, en temas como el aborto o el matrimonio homosexual. 

Sin embargo, nada ha cambiado. El anterior papa, Joseph Ratzinger, renunció al cargo porque se sentía cansado, o al menos así lo expresó en su momento el vocero de prensa del pontífice, el padre Federico Lombardi: "la Iglesia necesita alguien con mayor energía física y espiritual que enfrente los problemas y desafíos de gobernar la Iglesia en este cambiante mundo moderno".

Pero todo sigue igual y además, ahora tenemos un papa que luego de ser atendido con todo servilismo por 19 monjas, de las cuales un diario limeño ha dicho que "son las mujeres que están –hoy más que nunca– cerca de Dios", las denosta cuando se sube al púlpito. A  ellas, a las mismas que le hacen la comida, le tienden la cama, le limpian los aposentos y le cuidan la ropa.

En su paso por Lima, el Papa ha osado hablar mal de las monjas y todos le han reído la gracia. ¿Por qué? pues porque es el papa; ¿por qué? pues porque la iglesia católica es uno de los reductos más reaccionarios de la sociedad donde el patriarcado sigue siendo rey. Uno de los personajes de la Santísima Trinidad podría ser una mujer, pero NO, todos son hombres. Además, en la cúpula de la iglesia, la cuota de mujeres en los altos cargos NO existe. 

El papa, llamando chismosas, terroristas y demonios a las monjas, ofende a todas las mujeres, no sólo a las que le sirven y creen en él, sino también a las que discrepamos con todo lo que su cargo y su iglesia significan. Además llamando rumores a las acusaciones de pederastia que recaen sobre algunos integrantes del clero, demuestra una vez más, que en esencia, está dispuesto a todo para encubrir a los de 'su gremio' involucrados en estos casos.

Como muestra de la 'permisividad' con los sacerdotes pederastas tenemos el caso del cardenal Bernard Law, exarzobispo de Boston, quien murió en diciembre del año pasado en el Vaticano y ocultó cientos de abusos sexuales de sacerdotes a niños. Estos abusos fueron destapados por el diario norteamericano Boston Globe, cuando Law era arzobispo de esa ciudad estadounidense. Este caso fue tan escándaloso que fue hecho película,"Spotlight", se llamó y además fue ganadora del Oscar a la mejor película el año 2015.

Visto lo visto, Francisco, Panchito, o como se le quiera llamar, no es más que otro altísimo funcionario de la iglesia cuyo espíritu de cuerpo es defender el status quo, mientras sigue inculcando la humildad y rectitud en los fieles. Pero para la cúpula el trato es otro, ellos -como se les supone cercanía con el 'altísimo'- tienen carta blanca para pervertir jóvenes y seguir llevando una vida de lujos y privilegios a costa de la fidelidad de sus feligreses. 

Ahora viene cuando me dicen, roja, caviar, demonio, atea, pecadora, abortista, social confusa e incluso se acuerdan de mi madrecita. Perfecto, porque todo eso no son más que adjetivos y los adjetivos no informan, no ayudan a discutir de manera alturada, ni permiten hallar la luz al final del túnel. "Que la paz sea con ustedes" y seguro que a mí muy pocos me responderán: "y con tu espíritu"