La resistencia pacífica y festiva continua en los colegios electorales de Catalunya. A pesar de que, hasta la tarde del sábado, los Mossos d'Esquadra habían visitado 1.600 de los 2.315 establecidos por todo el territorio catalán sólo unos cuantos han sido cerrados, pero eso sólo ha ocasionado el cambio de lugar de votación. La policía autonómica, a cargo del Major de los Mossos d'Esquadra, Josep LLuís Trapero, ha respondido a los principios de oportunidad, congruencia y proporcionalidad bajo los que el Major señaló que operarían y "para evitar males mayores" -en la mayoría de los casos- sólo ha levantado un acta de la visita.
El modus operandi de los efectivos catalanes ha sido llegar, anotar y marchar. Según Lluis, vecino de mi pequeño pueblo -sólo somos 6.380 habitantes y nos conocemos casi todos- que monta guardia desde este viernes en el único centro de votación con el que contamos, la escuela primaria a la que aún asisten nuestros hijos, mañana llegaron las Mossos y durante su visita les explicó que en la escuela se estaban realizando actividades lúdicas con motivo de la 'fiesta de otoño'. Esta es la explicación tipo que se está dando en todos los casos. "El Mosso me preguntó cuántos éramos, yo le dije que 45..."
En los demás centros de votación, la actuación de los Mossos ha sido la misma, han llegado al lugar, han preguntado que se hacía allí, han advertido a los congregados que no podían realizar actividades relacionadas con el referéndum, les han dicho que este domingo a las 6 de la mañana debían abandonar el lugar, pero también les han dicho que si son muchos los que participan de la 'fiesta' talvez sería muy complicado desalojarlos y que ante cualquier situación siempre primaría la seguridad de todos.
Pero el "convite" no sólo participan los independentistas. Durante todo el proceso para la realización del referéndum, desde los medios de comunicación españolistas se ha vendido la idea que en Catalunya, independentistas y unionistas viven en constante conflicto, es más, se ha llegado a decir que aquellos que no quieren separarse de España son maltratados y marginados. Sin embargo, en la "fiesta de otoño", de mi pueblo, tal y como está ocurriendo en otros lugares, también podemos encontrar unionistas. Julián es uno de ellos, él no quiere la independencia, pero quiere poder votar y acabar de una buena vez con tantas dudas y conflictos.
Sandra, madre de uno de los compañeros de clase de mi hija tampoco es independentista, sus hijos son los que la han arrastrado hasta la 'fiesta de otoño'. Muchos de los niños del pueblo estaban allí acompañando a sus padres y disfrutando de juegos, clases de zumba, de manualidades, maquillaje infantil y de la cancha de fútbol, en la que por primera vez en sus cortas vidas han visto tiendas de campaña. "Quiero quedarme a dormir" le pedía la más pequeña de sus hijos. "Yo estoy aquí pero no soy independentista, lo que quiero es votar en contra la represión, y votaré que sí porque creo que es lo mejor".
Vecinos de mi pueblo interpretando el himno catalán en el patio de nuestra escuela
Hasta el momento pocos incidentes han enturbiado la jornada. En horas de la mañana, en Manlleu, pueblo de la provincia de Barcelona, un vecino ha disparado perdigones a los ocupantes de uno de los colegios electorales, 4 personas resultaron heridas. Y en otro de los colegios electorales, esta vez un instituto de educación secundaria ubicado en Tarragona - una de las 4 provincias catalanas-, 20 efectivos de la Policía Nacional española (PN), sin orden judicial, han irrumpido en la escuela pidiendo que les entreguen las urnas. El director del centro les ha dicho que no sabía nada de las urnas y que si no se iban llamaba a los Mossos. Luego de un intercambio de palabras los efectivos se retiraron.
Pasada la medianoche, los efectivos de la Guardia Civil española (GC) comenzaron a abandonar el puerto de Barcelona donde se alojan en dos barcos, uno de los cuales es la famosa nave que lleva en su casco imágenes de Piolín, Silvestre y el Mounstruo de Tasmania, figura que los efectivos policiales tuvieron que tapar -sin éxito- debido a una amenaza de la Warner Bross por posible perjuicio de Piolín y sus amigos. Durante el día una manifestación de ciudadanos en contra del referéndum se desplazó hasta el ayuntamiento de Barcelona donde tiraron huevos a la fachada y destrozaron una pancarta del consistorio que decía: "Más democracia".
En horas de la madrugada, un grupo de la ultra derecha ingresó a un colegio de Badalona, municipio del Barcelonés, en busca de enfrentamiento con los que permanecen dentro resistiendo para que el centro no sea cerrado a la votación. La cosa no llegó a mayores porque los que están encerrados no respondieron a la provocación. "Estamos aquí porque queremos votar, pero eso no implica que actuaremos de manera violenta". En twitter corre una alerta sobre posibles ataques de ultras en los diferentes centros de votación. Veremos qué pasa este domingo.
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