La manida frase de una ideología de género inexistente en el currículo escolar peruano ha generado enfrentamiento entre diversos sectores de la sociedad. Hasta los puentes de la atestada vía expresa dan fe de las protestas en las que al grito de #conmishijosnotemetas, azorados manifestantes no sabían decir en que parte del documento del Ministerio de Educación se hacía referencia al temible concepto; y eso ocurre por dos razones:
* Porque ni se lo han leído
* Porque en todo el currículo no se hace referencia a la ideología de género
Durante todo este tiempo todo mundo se ha despachado a gusto con el tema. Desde diversas tribunas se han dicho mentiras y medias verdades sobre si a nuestros hijos e hijas se les enseñará que pueden cambiar de sexo a voluntad, o se les dará cátedra de como masturbarse; o si el “lobby gay” tomará por asalto todas las escuelas y una vez dentro contaminará y contagiará a nuestros pequeños con su pervertido estilo de vida.
Así las cosas, los heterosexuales podríamos ser eliminados de la faz de la tierra por el flagelo de la homosexualidad y por eso, hoy, más que nunca, nuestras hijas deben identificarse con el color rosa y las cocinitas; y nuestros hijos siempre de azul y la metralleta, como toca a todo macho pecho peludo que se precie. O sea, que viva el prejuicio, perpetuidad para el concepto del sexo débil y el ostracismo para todo aquel que se salga de los patrones establecidos.
Hace unas semanas acudí con mi familia a un encuentro de familias homoparentales en Barcelona, tanto mi hija de 10 años como mi marido y yo, NO fuimos acosados para cambiar de orientación sexual, ni de sexo; tampoco fuimos abusados o pervertidos por nadie, ni presenciamos obscenas escenas que nos hicieran salir corriendo del lugar. Lo que allí vimos fue a familias que, como cualquier otra, jugaban con sus hijos y compartían con los amigos un domingo distendido y grato.
Dolors y Elisabet son un matrimonio de lesbianas con tres hijos, según ellas no tuvieron nunca mayores dificultades para vivir y desarrollarse como pareja y como madres, sin embargo, tener una legislación que les protege les hace la vida más fácil. “Nunca nos escondimos de nada, pero si sabes que hay una ley que te ampara vas más tranquila por la vida”, dice Dolors.
Marlen y Josep son dos de los hijos de esta pareja, con ellos también pude hablar, y estaban asombrados e indignados de que aún existan lugares en donde no podrían vivir como familia, ni podrían tener los apellidos de sus madres en su documento de identidad. A partir de su experiencia de vida rechazan que los niños adoptados por familias homosexuales corran mayor riesgo de ser abusados y ‘catequizados’ en la homosexualidad.
La presidenta de laAsociación de Familias Lesbianas y Gays de Catalunya, Katy Pallàs, también estaba en la reunión de familias homoparentales y con ella conversé sobre la campaña que organizaciones como HazteOir.org y CitizenGo están realizando en todo España para evitar la enseñanza de unidades didácticas informativas sobre la diversidad afectiva sexual y de género. Estas organizaciones son las que también han alborotado el gallinero peruano con este tema.
Los Román Freixenet son una pareja gay, ellos tienen dos hijos y no conciben una educación que no informe sobre la diversidad que nos rodea. “La gente es como es, intentar que en un colegio no se explique: que la bisexualidad, la intersexualidad y la homosexualidad existen; eso sí que es pervertir la realidad”, dice Jordi, uno de los padres de la pareja. Dani el más pequeño de la casa manifiesta que hay niños que se ríen de él: “pero yo paso de ellos, porque para mi tener dos padres es normal; es como tener una madre y un padre”.
Conclusiones
* La homosexualidad no de se contagia ni se transmite
* No se puede tapar el sol con un dedo intentando dejar la diversidad sexual fuera de la enseñanza escolar
* Los homosexuales no pervierten ni abusan de sus hijos ni de las personas a su cargo en mayor medida que lo hacen los heterosexuales.
Según la fundación catalana “Vicky Bernadet”, que trabaja en la atención integral; prevención y sensibilización de los abusos sexuales a menores cometidos en el ámbito familiar y en el entorno de confianza del niño, “el abusador de menores no es homosexual o heterosexual tal como lo entendemos; el abusador puede tener alguna preferencia, por eso al referirnos a ellos hablamos de pedófilos, de pederastas,pero no de homosexuales o heterosexuales”[…] “En España,ni siquiera hay estudios respecto al abuso de menores cometido por padres homosexuales y esto es porque no se ha visto la necesidad de hacerlos, porque no es un problema al que nos enfrentemos”.
Así que, menos cucufatería y más tolerancia, empatía y respeto con quienes nos rodean. Segregar, discriminar y hasta maltratar al otro porque no es como dicen sus genitales, o como dice la iglesia, o porque debiendo vestir de rosa viste de azul, es volver a épocas en las que se podía quemar a las mujeres con la simple acusación de que eran brujas. Y ya no estamos allí.