En el Perú del siglo XXI ser homosexual aún es motivo de rechazo y de condena. Una pareja LGTB no puede tener muestras de afecto en público, porque la censura y la intolerancia afloran "sin medida ni clemencia". Así las cosas, hablar de matrimonio homosexual o de unión civil es pecado, caca, cochino; sin embargo, en buena parte del mundo civilizado las cosas son muy diferentes.

“H” y “E”. Él peruano y él catalán. Al momento de la entrevista no querían que sus nombres fueran publicados, atravesaban por un proceso de adopción y temían que se viese afectado por la publicidad. Sin embargo, sus temores eran infundados. “H” y “E” son esposos desde hace algunos años y ahora ya son los felices padres de “A”, un niño que tuvo la suerte de toparse con ellos.

Vivir fuera del Perú le ha permitido a “H” formar la familia que siempre deseó y vivir su homosexualidad con normalidad y respeto. “H” y “E”se casaron hace 4 años. Luego de un tiempo de relación y en la boda de una prima, ambos pensaron que unirse en matrimonio también era para ellos. Ni bien acabada la luna de miel, presentaron la solicitud para adoptar a un niño.

Después de 4 años, y de un proceso de adaptación -el tiempo transcurrido y los requisitos solicitados son los mismos que en el caso de parejas heterosexuales- el gobierno catalán les concedió la adopción de “A”. Un niño que desde su nacimiento tuvo que afrontar problemas médicos debido al consumo de drogas y alcohol por parte de sus progenitores.

El pequeño nunca vivió con sus padres biológicos, a diferencia de lo que muchos esgrimen ser heterosexual no es garantía de ser buen padre. El pequeño nació en un hogar desestructurado y en medio de un ambiente poco favorable para su desarrollo. Ahora disfruta de la estabilidad, el amor y la felicidad de tener unos padres que lo esperaron con toda la ilusión del mundo.

“H” confiesa sentirse feliz. Sabe que si aún viviese en Perú, no podría haberse casado y no podría tener el niño, que ahora duerme acurrucado en su cuna. Lamentablemente la dulce historia de este joven, dista mucho de la de miles de hombres y mujeres peruanos que tiene que vivir a oscuras y a escondidas su opción sexual. Que viven sin derechos y sin igualdades aunque son personas como todos los demás.


(Foto: ius360.com)